En la ceremonia de certificación de los nuevos monitores de técnicas de relajación y postura, que se realizó en el Centro de Rehabilitación “San Antonio de Padua” ubicado en la población 30 de marzo, una abuelita se llevó todos los aplausos por su disposición a ayudar a los demás, sin pensar en sus 85 años y una limitación física que la complica al desplazarse.
En el grupo la llaman “la Mami” porque según sus palabras podría ser la madre de cualquiera de los nuevos monitores que se formaron en esta entidad de recuperación. Ella agradece la posibilidad que se brindó para demostrar que cuando se quiere ayudar a los demás, siempre se puede ser útil.
Además recalcó que las personas de tercera edad, es un incentivo ser considerados personas capaces y útiles para la comunidad.
“Estoy feliz porque me han aceptado con mi discapacidad, mis 85 años, osea tengo 20 ó 25 años más que los demás que se capacitaron. Entonces estoy agradecidísima, es muy gratificante para una persona discapacitada tener estos eventos que lo tomen en cuenta a uno, es como inyectarle neurobionta anímicamente. Así lo veo yo. Nunca es tarde para aprender. Se me juntó todo la vejez, discapacidad y la soledad. Porque tengo mucha familia pero cada cual esta en lo suyo ahora. Entonces está es mi familia, este centro, es lo más lindo y maravilloso que hay” Comentó Yolanda Picardo.
Por otro lado, Lucía Olivares encargada del Centro de Rehabilitación explicó que el objetivo de capacitar a estos monitores, entre los que se encuentran familiares de pacientes y personas que ya se han sido dados de alta en el mismo recinto, es que ellos colaboren con otras personas que lo necesiten.
“El objetivo es la formación de monitoras comunitarias. Nosotros somos un Centro Comunitario, que puedan realizar actividades que mejoren la calidad de los usuarios no sólo del centro sino que del resto de la comunidad. Ellos están insertos en clubes de Adulto Mayor y de actividad física del resto de la comuna y tienen la posibilidad de ser un poco, como lo decíamos anteriormente nuestros brazos, nuestros ojos y también porqué no decirlo nuestro corazón, en poder realizar actividades de prevención en los usuarios de la comuna para mantener la calidad de vida de las personas”, sostuvo la profesional.
Entre las personas que recibieron su diploma de certificación también hubo un matrimonio que participó juntos en esta iniciativa. Ellos son María Capdevilla y Bacilio Núñez.
“Nosotros pertenecemos al Club de Adulto Mayor “Amor y esperanza” y nos fueron a invitar. Aceptamos porque en realidad hace mucha falta para personas adultas que ya no se mueven mucho. Entonces tenemos que ayudarlos en algo también. Como mi esposo también estuvo en este centro de rehabilitación como paciente y eso nos motivó a nosotros”, contó María Capdevilla mientras disfrutaban del cocktail con que celebraron el término de la capacitación que se extendió por cerca de cuatro meses.